domingo, 18 de septiembre de 2011

FUKUSHIMA: NO HAY MÁS CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER

Lyla York
opednews.com, 11/06/2011

[Vergonzoso el apagón informativo sobre la catástrofe nuclear de Fukushima. El 5 de agosto, cuando en Japón se recordaba el triste aniversario del lanzamiento de las primeras bombas atómicas sobre población civil en medio de las protestas antinucleares (¡el 85 % de los japoneses están en contra de las nucleares!), TVE se dedicaba a mirar a otra parte y a emitir documentales antiguos sobre Chernóbil. ¿Es que sólo la radiactividad de la antigua URSS produce cáncer? Para contrarrestar este criminal bloqueo informativo me he permitido traducir un texto de una autora y activista norteamericana, Lyla York, que sugiere que se nos están ocultando la verdadera magnitud de la catástrofe, que está tocando muy de lleno a EE.UU., como podréis leer a continuación. El texto no es muy actual (es del pasado junio) pero vale la pena difundirlo porque la información disponible en Internet en español sobre los últimos análisis medioambientales y la evolución del fall-out (lluvia de partículas) es muy escasa. Y por cierto, quien crea que esto es conspiranoico o sensacionalista (y pienso en los escépticos selectivos) ha de saber que los pavorosos datos sobre la contaminación radioactiva vienen de acreditados científicos de la Universidad California en Berkeley (San Francisco, EE.UU.) y el NILU noruego.]

¿Os acordáis de Chandra Levy? Su desaparición tras una aventura con un congresista fue la obsesión nacional en el verano de 2001 -hasta que nos levantamos un martes por la mañana para ver las torres del World Trade Center en llamas. En el verano de 2011 la nación o, por lo menos, los medios de comunicación de la nación, parecen igualmente obsesionados por el juicio por asesinato de Casey Anthony y la cuenta de Twitter de un congresista de Nueva York. Mientras tanto, la crisis en la planta de Fukushima Daiichi sigue echando humo sin resolución a la vista y un ahora planificado cierre con garantías de seguridad parece estar a años de distancia.

Hasta la semana pasada hubo un aparente apagón informativo sobre la crisis, aunque algunos norteamericanos, esta escritora incluida, han seguido el estado de los reactores diariamente en Energy News y Fairewind, el sitio web del experto en energía nuclear, Arnie Gundersen. Los reactores de Fukushima fueron construidos por General Electric, que también posee Comcast, NBC y MSNBC, así que la ausencia de información puntual no es sorprendente. Un artículo en los primeros momentos de la crisis sugería que los reaseguros estaban en parte en manos de AIG y el Berkshire Hathaway de Warren Buffet, una suposición que no puedo probar documentalmente pero que bien puede ser cierta. No hay duda de que vivimos una época en la que los beneficios empresariales pasan por encima de la seguridad y del bienestar humano y vemos esto manifiesto en esta presente crisis. Las mejores fuentes de MSM de información sobre estos últimos meses han sido Bloomberg, por Internet y por televisión, y el Wall Street Journal, que han seguido la crisis principalmente porque ésta afecta a las inversiones en compañías japonesas.


La semana pasada el gobierno japonés hizo unas inquietantes declaraciones. Tres de los cinco reactores experimentaron fusiones totales el 11 de marzo, el día del terremoto inicial, y los tres reactores sin excepción se han derretido "atravesando" las vasijas de contención con fugas, estando ahora fisionándose masas fundidas de barras de combustible en los sótanos de estos reactores. La declaración reconocía además que los niveles de radiación emitida por las explosiones eran dos veces más altos de lo que inicialmente se informó, culpando del mal cálculo a un error matemático. (De hecho los días después de las explosiones de marzo se encontró plutonio en los suelos del norte de California y tritio en Vermont.) A la luz de estas revelaciones Arnie Gundersen hizo una entrevista en la CNN la semana pasada y una segunda con Chris Martenson recomendando a los norteamericanos que lavaran muy bien frutas y verduras y dejar de tomar leche y productos de granja. También sugirió que cualquier norteamericano suficientemente rico para irse a vivir en el hemisferio sur que pensara en hacerlo, puesto que los residentes de Seattle estaban inhalando 5 "partículas calientes" o "pulgas de combustible" por día en las semanas que siguieron al accidente. Democracia ahora, el programa de noticias de radio y televisión de Amy Goodman, que no se ha olvidado del asunto durante estos meses, hizo una exhaustiva puesta al día en la emisión de ayer.

¿Deberíamos estar construyendo refugios antinucleares y almacenando comida y agua? ¿Deberíamos estar mandando a nuestros hijos a Suramérica hasta que la crisis acabe? No tengo ni idea, pero nadie la tiene, incluyendo los expertos en energía nuclear. Ellos saben que la crisis es más seria que Chernóbil. El mundo nunca ha experimentado un acontecimiento estilo "síndrome de China" y no hay manera de calcular el potencial resultado. Un físico nuclear que postea regularme en enews.com sugiere que otra explosión es improbable dada la situación actual, pero advierte que el reactor 4 está en peligro de derrumbe sobre sí mismo con el más leve terremoto o réplica. Un derrumbe alteraría el panorama y podría causar otro envío de partículas radiactivas a las corrientes de aire de la atmósfera. La prolongada radiación de bajo nivel produce multitud de enfermedades en animales y seres humanos e incluso la AIEA [Agencia Internacional para la Energía Atómica] admitió recientemente que ningún nivel de radiación es seguro, puesto que la radiación es la principal causa de cáncer. En cualquier caso, la exposición a la radiación que vuela de un país a otro está en una categoría totalmente diferente de una "partícula caliente" que se convertiría en un emisor interno una vez inhalada o ingerida. De los isótopos liberados en un accidente nuclear los más peligrosos son el plutonio, el estroncio 90, que ataca la médula de los huesos, el iodo 131, que ataca la glándula tiroides, y el cesio 137, que ataca los tejidos blandos, incluyendo el hígado, riñones y pulmones. De ellos, el plutonio es el más letal -una micrón puede causar cáncer en un ser humano. El reactor 3 de Fukushima usa ilegalmente combustible MOX, que es una mezcla de uranio, uranio empobrecido y plutonio. (El combustible MOX era vendido por EE.UU. a Japón durante la administración Reagan.)

El Instituto Noruego (NILU [Norsk institutt for luftforskning]), una organización escandinava que mide la calidad del aire, parecida a nuestra EPA [Envionmental Protection Agency o Agencia de Protección del Medioambiente], había editado, para las seis primeras semanas que siguieron a las explosiones, mapas de predicciones para el hemisferio norte que dibujaban la trayectoria de las nubes radioactivas que contienen iodo, cesio y xenón, un gas. Esos mapas inquietaron a cuantos los vieron, puesto que mostraban a Norteamérica literalmente tapada por la lluvia de partículas radioactivas a niveles que superaban con creces la radiación medioambiental normal.

La EPA declaró a principios de mayo que dejaría de analizar el aire, el agua de lluvia, el agua del grifo y la leche, puesto que el iodo 131, el isótopo con la vida media más corta había caído a niveles atmosféricos normales (resultados de las pruebas de la EPA aquí). Se ha informado en varios sitios web que tanto el NILU como la EPA fueron presionados para que hicieran pruebas de manera discontinua- o por lo menos a publicar discontinuamente los resultados de las pruebas. La "presión" ha sido atribuida tanto al gobierno de los EE.UU como al de Japón aunque no he visto pruebas contundentes que demuestren tales afirmaciones. El NILU empezó a publicar mapas históricos más recientes y actualizados en un fichero alternativo oculto llamado en clave Zardoz, como la película de ciencia ficción de los 70 sobre un futuro post-apocalíptico. Los mapas previamente ocultados, que mostraban un nivel alarmante de contaminación radiactiva por toda Norteamérica fueron seguidamente vueltos a publicar por dos blogueros de veintitantos aquí (desplazar hacia abajo la página) y aquí. El Departamento de Ingeniería Nuclear de la Universidad de California en Berkeley ha continuado haciendo pruebas con agua de lluvia, agua del grifo y la leche de granja y de supermercado, suelos y verduras variadas. Mientras la contaminación por radiación ha disminuido significativamente desde las explosiones del 11 de marzo, pruebas recientes muestran nuevos picos en los niveles de contaminación de suelo y leche por cesio 137 y cesio 134. Puesto que sólo la UCB está publicando los resultados de las pruebas, no podemos saber a ciencia cierta qué niveles persisten en otras áreas del país. A principios de abril, el gobierno de Francia recomendó que las mujeres embarazadas y los niños evitaran la leche, el queso blando y las verduras con hojas. Ninguna de esas misivas vino del gobierno de los EE.UU., y eso que Europa occidental sólo recibe el 5% de la lluvia de partículas que ha tapado Norteamérica. La semana pasada FoodProcessing.com, el sitio web de la industria norteamericana de la comida y la bebida, publicó un artículo muy informativo titulado "Fukushima en nuestra comida", una buena visión general de la contaminación que se ha registrado en América del norte desde el 11 de marzo. Greenpeace, que ha llevado a cabo pruebas sobre la vida marina fuera del límite japonés de las 12 millas el mes pasado, encontró niveles de contaminación en el pescado y las algas por encima de los límites legales.

Ayer Conterpunch publicó un artículo de dos doctores con un repunte en las muertes infantiles en EE.UU. desde las explosiones de Fukushima, un repunte que recordaba a las muertes infantiles en Europa tras el desastre de Chernóbil. En Norteamérica la contaminación llega mayormente en el agua de lluvia, que, a su vez, afectará al agua del grifo, suelo, verduras, carne y productos de granja con el tiempo. La población más vulnerable son las mujeres embarazadas y las mujeres que tienen pensado tener familia, niños y adolescentes, las personas mayores y cualquier persona que sufra de una enfermedad del sistema inmunitario, como el SIDA. Las más lógicas medidas preventivas que los norteamericanos pueden y deben tomar son: evitar salir bajo la lluvia y siempre llevar un paraguas, evitar productos frescos y de granja, lavar todas las verduras, incrementar la ingesta de antioxidantes potentes, como la coenzima Q10 y el ácido alfa-lipoico y comprar un sistema de filtros de ósmosis inversa para vuestro hogar o por lo menos para el grifo de vuestra cocina. Si queréis estar preparados para una emergencia futura buscad también una mascarilla N95, que están ampliamente disponibles, filtros de aire HEPA [de alta eficiencia] y almacenad en casa comida enlatada y deshidratada y agua filtrada o agua de manantial por lo menos para varias semanas. (El agua de pozo y el agua de manantial son seguras porque están filtradas por la arcilla del suelo.) Consultad los enlaces de abajo para métodos de protección contra y de desintoxicación de radioisótopos. (Estos métodos son también valiosos para protegerse de la exposición a la radiación de los rayos X y de los escáneres CT)


Recursos informativos sobre Fukushima y resultados de las pruebas:

Energy News.com: http://enenews.com/


Fairewinds, Arnie Gundersen: http://www.fairewinds.com/home

Resultados de los pruebas de la EPA:
http://opendata.socrata.com/Government/RadNet-Laboratory-Analysis/cf4r-dfwe

Resultado de las pruebas en aire y agua del equipo de vigilancia del Departamento de Ingeniería nuclear de la U.C. en Berkeley:
http://www.nuc.berkeley.edu/UCBAirSampling

Página de Twitter de la Sociedad Nuclear America:
http://twitter.com/#!/ans_org

Mapas históricos del NILU:
http://www.woweather.com/weather/news/fukushima?LANG=us&VAR=eurad2500

Archivo Zardoz del NILU:
http://zardoz.nilu.no/~flexpart/fpinteractive/plots/?C=M;O=Dqs


[Vídeo que explica qué es el archivo Zardov (lo siento: sólo en inglés):



Lo dicho: ¡pavoroso!]