lunes, 21 de noviembre de 2011

¿POR QUÉ 20 MINUTOS MANIPULÓ A LA OPINIÓN PÚBLICA A FAVOR DE LA GUERRA DE LIBIA?

El diario gratuito 20 minutos junto con Público son dos periódicos con una clara orientación hacia el lector de izquierdas. En concreto 20 minutos abunda en chascarrillos sobre las cacicadas, corruptelas y excesos verbales de la derecha más rancia, denuncia el maltrato animal, defiende algunos derechos individuales, exhibe bastante buen rollo oenegero, y, en definitiva, se nutre de todo aquello que hace feliz a la progresía más superficial. También tiene un ilustrador, Eneko [1], que no se lo merece y cuya fina crítica va mucho más allá del izquierdismo de charanga y pandereta de este popular diario. También escriben en él periodistas que se posicionaron en 2003 con contra de la guerra de Irak y que, sin embargo, –oh misterios de la vida– han echado el resto para justificar la intervención en Libia y el baño de sangre en que ha derivado ésta. En esto, el 20 minutos ha seguido la misma línea hipócrita de Público (“¡No a la guerra... en Irak!. ¡Pero en Libia, SÍ!”), periódico en donde escribe Ignacio Escolar, hijo de Arsenio Escolar, director editorial del 20 minutos, siendo Escolar hijo, por cierto, uno de esos “periodistas” que ejercen como tales sin haber acabado la carrera de periodismo [2] (¿para qué si papá te puede enchufar?)


Escolar padre e hijo.
Todo queda en familia.


Y como en el caso del diario Público (cuyo propietario tiene importantes negocios con la familia real qatarí, promotora de la guerra en Libia) la hipócrita postura del 20 minutos también tiene que ver con el capital que está detrás de dicho medio. 20 minutos es, actualmente, en un porcentaje del 80% de capital noruego (hasta 2005 el capital noruego participaba al 100% en esta empresa, y después de ese año el Grupo Zeta español compró el 20% del diario). En realidad, en 20 minutos el hombre fuerte es, por encima de Escolar padre, el empresario y economista noruego Sverre Munck, doctor por la Universidad de Stanford (EE.UU.) [3] y presidente de Multiprensa Holding, propietaria de la editora del 20 minutos en España, Multiprensa y Más. Y es precisamente el hecho de que el propietario de este diario sea el capital noruego lo que explica la postura belicista de este diario “de izquierdas” con respecto a Libia puesto que Noruega fue, junto con Qatar, uno de los promotores de la guerra.

Sverre Munck, empresario
noruego propietario
de 20 minutos


De hecho, Noruega, uno de los países firmantes del tratado fundador de la OTAN en 1949, está regida por una poderosa monarquía petrolera que tiene importantes negocios con otra dinastía enriquecida por la exportación de petróleo, la de Qatar. Los gobiernos de ambos países, que apenas han sufrido la crisis económica mundial, gestionan sendos fondos de soberanos para invertir en empresas de países occidentales con dificultades financieras, además de invertir el uno en el otro. Un ejemplo de esta estrecha cooperación económica entre los dos reinos fue la puesta en marcha en abril de 2010 de la mayor planta de producción de aluminio del planeta, Qatalum, financiada conjuntamente por el emir de Qatar y la familia real noruega. También convergen sus planes de política exterior: tanto Noruega como Qatar mediaron en el conflicto de Darfur (Sudán) [4].

El príncipe Haakon de
Noruega con su socio el
Emir de
Qatar Al Thani

No es casualidad pues que un diario de capital mayoritariamente noruego como 20 minutos se oponga a la guerra de 2003 en Irak (contraria a los intereses de las potencias de Europa occidental, Noruega entre ellas) y años más tarde apoye la guerra en Libia usando los mismos argumentos que se emplearon para justificar la intervención en Irak (a saber: la cansina historia del dictador que, cuando está en al punto de mira de las fuerzas más poderosas del mundo se vuelve, incomprensiblemente, loco y se dedica a masacrar a su propio pueblo). Pero sí tienen que ver Irak y Libia: ambas agresiones bélicas (y también las revueltas en Túnez y en Egipto y ahora las amenazas de intervención en Siria) son parte de un plan de los EE.UU. para remodelar el mapa de oriente medio y hacerse con el gran negocio energético del siglo XXI: bombear petróleo del Caspio a través de Israel hasta una potencia emergente sedienta de petróleo como es la India. Pero todo esto no nos lo van a contar los periodistas del 20 minutos, quienes, salvo honrosas excepciones, trabajan para agrandar el patrimonio de sus jefes, aunque sea a base de mentiras. Al fin y al cabo, un medio de comunicación no es más que una empresa.


Eneko, una honrosa excepción
en 20 minutos


NOTAS:

[1] No es de extrañar encontrar una viñeta de Eneko contra la guerra en un ejemplar de 20 minutos que intenta convencer al lector de lo humanitaria que es la guerra de la OTAN.
[2] No me invento nada: está en wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Escolar
[3] Stanford no es cualquier universidad, es una institución muy relacionada los servicios secretos y con el complejo militar industrial de los EE.UU (Véase Psychic Dictatorship in the USA, de Alex Constantine)