domingo, 15 de julio de 2012

CÓMO SE SE LLEVA AL PÚBLICO A APOYAR LA GUERRA

Tobias Salander, Historiador
Current Concerns, nº 13, 2007

Sobre el libro: «Operación Balcanes: propaganda para la guerra y la muerte» de Becker/Beham O la colonización de los medios por la industria de RRPP (Relaciones Públicas)


El acceso a una información objetiva, diferenciada y equilibrada es una de las condiciones fundamentales para el funcionamiento de una democracia ejercida por ciudadanos libres y responsables. Sin un cierto nivel de instrucción y de información, es difícil tomar decisiones que contribuyan al bien común y a una convivencia pacífica, tanto entre ciudadanos, como entre los pueblos y los estados.


Que ésto cada vez menos sea una realidad lo demuestran estudios como el recientemente hecho por encargo de la Oficina Federal Suiza para la Comunicación («Neue Zürcher Zeitung» del 2 de febrero), el cual evidencia que es un crecimiento espectacular de la dependencia por parte de los periodistas con respecto a firmas de RRPP que persiguen intereses propios.


El 80% de las noticias provienen de oficinas de RRPP


Ya a medidados de los años 80 Barbara Baerns en Alemania y René Grossenbacher en Suiza demostraron que casi dos tercios de todas las noticias que se difunden en los medios provienen de fuera, es decir de la pluma de agencias de Public Relations y no de una investigación propia independiente. Es decir que un 80% de todas las noticias en los medios provienen de una sola fuente – localizada en alineadas oficinas de astutas agencias de RRPP. Jörg Becker y Mira Beham se refieren en el informe aquí presentado «Operación Balcanes: Propaganda para la guerra y la muerte» a una «colonización de los medios por medio de agencias RRPP» (pag. 16). Esto se hace evidente en el concepto llamado «embedded journalism» ("periodismo encamado") durante la guerra en Iraq: »Uno se acuesta con el otro – abiertamente, sin reparos, sin avergonzarse.» (pag. 16)


Relación entre periodismo y PR: «prostitutiva»


El sector de las RRPP crece hoy más rápidamente que el periodismo: Así había en EEUU, a principios de los años 90, unos 120.000 periodistas, y por otro lado 160.000 especialistas en RRPP. Ya en el año 2001, el reportero de televisión Thomas Leif señaló que esa relación entre periodismo y PR debería llamarse «prostitutiva» y que fomenta tendencias en los medios de comunicación como: «aumento de lo superfluo, la información engañosa, personalización, falta de seriedad, acentuación de lo secundario dejando de lado intencionalmente lo importante, puestas en escena y constante espectáculo"(cita Becker/Beham, pag. 16) Eso cualquier telespectador lo puede confirmar.


Es un logro de Jörg Becker, Profesor honorario de Ciencias Políticas en la Universidad de Magdeburgo y Profesor invitado en la Universidad de Innsbruck, y Mira Beham, experta en los Balcanes, publicista y diplomática de la OSCE de Viena, el haber puesto al descubierto el mecanismo en época de guerra arriba mencionado, basándose como ejemplo en una meticulosa investigación de la guerra en ex-Yugoslavia.


Homogeneización de la opinión pública por medio de trucos de las PR


Anticipando el informe de Becker y Beham: la guerra de los Balcanes en los años 90 demostró que «los gobiernos en guerra podían convertir su propaganda en mensajes creíbles a través del filtro de agencias PR y sus múltiples canales de comunicación. De ello resulta una homogeneización de la opinión pública en EEUU y en la sociedad occidental en general.» (pag. 35) Diversas agencias PR lograron transmitir la propaganda de guerra de los ex-yugoslavos, no serbios, de manera tal que «una opinión homogénea de la guerra de los Balcanes» se asentó en la opinión pública: que todos los pueblos de los Balcanes son pacíficos excepto los serbios que son agresivos. En esta dirección prefijada se movían según Becker/Beham el gobierno de EEUU, amnesty internacional, Human Rights Watch, Freedom House, el United States Institute of Peace, la Soros-Foundation, intelectuales liberales, y amplios círculos de los conservadores, las Naciones Unidas, periodistas, pero también el gobierno de Zagreb, de Sarajevo, los dirigentes de los kósovo-albaneses UCK». (Pag. 35)


Una ley muy singular de USA: Foreign Agents Registration Act (FARA)


El punto de partida del trabajo investigativo de Becker/Beham es una ley de EEUU, singular en el mundo, que obliga a los gobiernos extranjeros, grupos y personas privadas, a declarar abiertamente su trabajo de PR en EEUU: la Foreign Agents Registration Act (FARA). La FARA, dictada en 1938 como protección contra la propaganda nazi en EEUU y ampliada considerablemente en 1966, exige de cada empresa PR americana que declare abiertamente frente al Ministerio de Justicia americano, qué propaganda hacen, para quién, por cuánto tiempo y por qué monto. Estos datos son de acceso público es decir también para la investigación. La ley FARA no quiere prohibir la propaganda para instituciones extranjeras en EEUU, pero sí hacerlas transparentes. Críticos en EEUU señalan que, a su vez, el gobierno de EEUU tiene la posiblidad de apoyarse en esta ley ya sea de un modo laxo o estricto, para dar empuje o para reprimir ciertos temas extranjeros en los medios nacionales (pag. 18). Lo que la ley no tiene en cuenta son contratos de la administración americana misma, tampoco de grandes agencias PR extranjeras como Havas y Euro-RSCG en Francia, Dentsu en Japón o Saatchi&Saatchi en Inglaterra.


Presentarse positivamente ante la opinión pública y alcanzar las metas propias de guerra


La inspección de Becker/Beham en las actas del Ministerio de Justicia, puso de manifiesto 157 contratos por medio año entre clientes de ex-Yugoslavia y 31 agencias PR, así como 9 personas individuales, durante el transcurso de la guerra en ex-Yugoslavia, desde 1991 hasta 2002. Pero según los investigadores, ésto es solo la cima de la montaña (pag. 18). Mientras los contrarios a Serbia (Croacia, Kosovo-Albania, Bosnia-Herzegovina y Eslovenia) invirtieron unos 7,5 millones para su propaganda de guerra, el lado serbio con 1,6 millones invistió menos de un cuarto de la suma de sus contrarios. Mientras los contrarios a Serbia podían contar con agencias de EEUU de renombre internacional, los serbios debían contentarse con firmas menores, alejadas de los centros de poder de EEUU.


Con sus actividades con las PR las dos partes perseguían dos metas: Presentarse ante la opinión pública positivamente, y segundo, alcanzar sus propias metas de guerra.



Ruder Finn, profesionales de la mentira



Meta de la PR contra los serbios: «Equiparar a los serbios con los nazis»

Las agencias PR que trabajaban para clientes no-serbios, según Becker/Beham, declararon en los documentos de la FARA, las siguientes metas de su trabajo:
- «el reconocimiento de la independencia de Croacia y Eslovenia por parte de EEUU,
- aceptación de Eslovenia y Croacia como estados avanzados comparables a estados europeos,
- el presentar a los serbios como opresores y agresores,
- equiparar a los serbios con los nazis,
- formular el programa político de los Kosovo-albaneses,
- presentar a los croatas, los musulmanes de Bosnia y los albaneses de Kósovo como víctimas inocentes,
- el reclutar ONGs, científicos y Think tanks para obtener esas metas.
- la intervención de EEUU en el acaecer de los Balcanes,
- el presentar la conquista de la Krajina serbia por el ejército croata como legítima y legal,
- la continuación de las sanciones de la UNO contra Serbia,
- una decisión favorable con respecto al fallo arbitral de la ciudad bosnia Breko,
- el juicio por genocidio en el Tribunal Internacional en La Haya contra la república de Yugoslavia,
- resultados beneficiosos de las negociaciones para la parte albanesa en Rambouillet
- el juicio a Slobodan Milosevic en el Tribunal para crímenes de guerra en La Haya,
- un impulso a las inversiones de EEUU en los nuevos estados yugoslavos.
- la secesión de Montenegro y Belgrado.» (pag. 28)


La meta de la PR serbia: «Mejora general de la imagen negativa»


Agencias PR que trabajaban para clientes serbios, perseguían, según los documentos de la FARA, las siguientes metas con su trabajo:
- «un mejoramiento general de la imágen negativa,
- mejoramiento de la imágen de la República Serbia bosnia,
- el reclutar ONGs, científicos y Think tank para llegar a realizar las propias metas,
- impulsar las inversiones de EEUU en Serbia,
- mejorar las relaciones con EEUU después de la caída de Milosevic,
- levantar las sanciones de EEUU.» (pag. 29)


Además de agencias PR se pueden alquilar ejércitos privados: por ejemplo MPRI


Becker/Beham constatan que los grupos no-serbios pudieron vender su propaganda con más éxito. Las grandes agencias PR en las que compraron sus servicios, «The Washington Group», «Jefferson Waterman International» y «Ruder Finn» contaban frecuentemente en su personal directivo, con ex- altos funcionarios del gobierno, sobre todo veteranos de la CIA. Por otro lado, eficientes directivos de PRs lograron puestos al servicio del gobierno. En realidad, un carrusel interno al que se suman representantes de la industria armamentista y del Pentagón, provee, frecuentemente, a través de empresas militares, mercenarios para las propaganda de las guerras. Así refieren Becker/Beham sobre las actividades del MPRI (Military Professional Resources Inc. de Alexandria en el estado de Virginia EEUU) durante la «Operación Asalto», en la que en 1995 los croatas expulsaron a los serbios que habitaban en Krajina. (Pag. 38)


La guerra en el Kósovo: 11 000 víctimas en lugar de 500.000


Las guerras en ex-Yugoslavia fueron sangrientas, y se produjeron atrocidades en todos los bandos. El número de las víctimas fue fijado por la ONU, por ejemplo en la guerra del Kósovo: no murieron 500 000 Kosovo albaneses, como el Ministerio del Exterior de EEUU dio a conocer inmediatamente después del ataque de la OTAN, tampoco 100 000 como dijo el Ministro de Defensa americano Cohen a principios de 1999, ni 44 000 como calculó la ONU al comienzo, ni 22 000 como corrigió después, sino 11 000 según informó la ONU finalmente (pag. 43). Por supuesto que 11 000 vidas humanas son demasiadas, pero así son los hechos. 11 000 muertos entre ellos serbios, sintis romas y otros, además de los kósovo-albaneses. ¿Y qué quería la propaganda de guerra hacer creer a la opinión pública? ¡Se trata de evitar un nuevo Hitler, un nuevo Auschwitz, un nuevo holocausto!


El truco de Ruder Finn: la transformación milagrosa de Tudjman


Es chocante el hecho de que fue la agencia PR de Ruder Finn la responsable en minimizar el holocausto. Chocante porque el co-fundador David Finn recurrió a su orígen judío para fundamentar la alta autoridad ética de Ruder Finn. Su representante, James Harff, se jactaba en un reportaje de cómo logró invertir la historia y presentar al Presidente croacio Franjo Tudjman – un declarado antisemita – como un hombre de bien frente a la opinión pública judía en EEUU y a la vez endemoniar a los serbios, que en la Segunda Guerra, durante la ocupación nazi, ayudaron como ningún otro a sus conciudadanos judíos (pag. 40). Tampoco tuvieron inconveniente en editar, en una versión corregida para el mercado de EEUU, el libro antisemita revisionista de Tudjman «Caminos extraviados de la historia» bajo el título «Horrors of War». Sólo se suprimieron, para la edición de EEUU, los párrafos discutibles.


Ruder Finn equipara Auschwitz con los serbios


El hombre de Finn, James Harff, se refirió a estos hechos en el típico modo arrogante y directo de los estrategas PR: «El llevar a las organizaciones judías a ponerse del lado de Bosnia, fue un truco grandioso. De un golpe pudimos equiparar frente a la opinión pública los serbios con los nazis […]. De inmediato se hizo notable un cambio en el lenguaje de los medios, acompañado de expresiones de un fuerte peso emocional como, limpieza étnica, campos de concentración etc. Todo ésto evocaba una comparación con la Alemania nazi, cámaras de gas, Auschwitz. La carga emocional era tan fuerte, que nadie se atrevía a contradecir por peligro de ser considerado revisionista. Dimos en el blanco». (pag. 41) Si tal descaro le corta la respiración a los lectores del informe Becker/Beham, igualmente debe uno preguntarse hasta qué punto uno ha aceptado esa manipulación y se ha dejado envolver como un idiota por la viveza de los estrategas de las PR.


Ni siquiera llamamientos judíos lograron ayudar a los serbios


Incluso representantes de la comunidad judía como la premio nóbel Elie Wiese no fueron escuchados: «La persecución de los albaneses, siendo terrible, no es un holocausto», afirmó Wiesel en 1999, y la Jewish World Review advirtió que en la Alemania nazi no hubo una armada judía clandestina que persiguiera la fundación de un estado judío en suelo alemán, tampoco hubo atentados contra policías o soldados alemanes, para provocar una reacción violenta que afectara al propio pueblo – pero ésto exactamente hicieron los albanokosovares UCK. Se agregó además que durante los bombardeos de la OTAN en el norte de Serbia y en la zona de Belgrado, 200 000 albaneses podían vivir seguros y confortablemente – lo que en un genocidio no hubiera sido posible. (pag. 44)


Hacer transparentes también en el propio país contratos con las PR


Becker y Beham lograron sensibilizar al lector sobre modos de proceder corrientes en los medios, por ejemplo, cuando de pronto, como casualmente, aparecen repetidamente informes con el carácter de una campaña, queriendo canalizar las opiniones en una dirección determinada.


¿Sería recomendable que otros estados tambien dictaran una ley similar a la FARA – porqué no pueden exigir tambien los ciudadanos de todos los países que las PR tengan la obligación de declarar los contratos frente a los propios gobiernos? ¿Sobre todo cuando el propio dinero de los impuestos se dilapida y se utiliza para desinformar a los ciudadanos en lugar de cumplir con la misión de informar? Por lo tanto no sólo es de desear que el estudio de Becker/Beham tenga una extensa difusión sino que merece además una amplia discusión entre los ciudadanos – como la impulsada en Suiza a través de la iniciativa «Soberanía de los pueblos en vez de propaganda oficial».