jueves, 5 de julio de 2012

WAHABISMO AL SERVICIO DEL IMPERIO


ABNA, 11/04/2012

[Excelente artículo de la agencia de noticias iraní ABNA que ayuda a entender la actual situación explosiva de ciertas zonas del globo como Mali o Nigeria, zonas donde en los últimos años los predicadores wahabitas venidos de Arabia Saudí se han extendido como hongos.]



El wahabismo es una corriente seudo-islámica, o más bien una secta, fundada por Muhammad ibn Abd-al-Wahhab (1703-1792) en el siglo XVIII. Se caracterizan por su interpretación desviada y extremista del Corán, sin aceptar ninguna institución o personalidad intermedia. Por ello no creen en los estados ni en organismos internacionales, y son partidarios de un califato universal, esto es, expandir el islam por todo el globo, por las armas si es preciso. Por ello, consideran tanto a sunníes como a shiítas como infieles, y están dispuestos a atacar tanto a los estados no islámicos por infieles, como a muchos estados islámicos que califican como moderados o desviados del Corán. Como vemos, son el fiel reflejo de lo que para muchos medios, especialmente de la derecha, es el islám en su totalidad. 


Esta secta está detraś de la mayor parte de atentados y ataques terroristas realizados en nombre del Islám. Están detrás de muchas de las masacres en Irak, especialmente las realizadas contra la población Chií. En Palestina protagonizaron hace unos meses violentos enfrentamientos armados contra Hamás. En marruecos, los salafistas, que es como se conoce a esta gente en el norte de África, fueron los responsables del ataque a la embajada española hace unos años. También tienen una amplia presencia en el Cáucaso, y las autoras del último ataque en el metro moscovita, de ser cierta la versión oficicial, también serían wahabitas según informa esta misma versión.

Por todo ello, tanto su fanatismo, su voluntad de someter al mundo y su violencia, habría de suponer que son objetivo prioritario de Estados Unidos e Israel en su “guerra contra el terrorismo”. Sin embargo la realidad es bien distinta. Resulta que el único país donde esta secta es legal no es Irak, ni Irán, ni Palestina ni ningún otro país disidente, sino que es Arabia Saudí, base yanki en Oriente Medio. Y a diferencia de Afganistán, que supuestamente fue arrasada por culpa del régimen de los talibanes y por dar cobijo a terroristas, no ha habido ni una sola amenaza yanki o israelí contra el régimen wahabi-saudí. Dicho país no solo legaliza y ampara a estos fanáticos en su territorio, sino que financia mezquitas y escuelas en el extranjero, a la vez que envía predicadores. Fue especialmente en los años 20 del pasado siglo cuando el Wahabismo creció y se expandió, alimentado por los petrodolares del oro negro que se empezaba a descubrir en Arabia. Además, desde muchos medios se han señalado las vinculaciones entre la familia real saudí y los terroristas. Pero nada de ello es obstáculo para continuar las buenísimas relaciones entre Arabia Saudí y Estados Unidos e Israel. ¿Bastante extraño, no?

Y es que pensándolo bien, ¿a quién beneficia la existencia de estos grupos más que a ellos mismos? Atacan a los países islámicos disidentes, desestabilizándolos y dividiéndo a la población, justifican esa supuesta guerra contra el terror por parte de los yankisionistas, dan la imagen de un Islam fanático y radical que les interesan que tenga el mundo para presentarlo como una amenaza a nuestra falsa libertad, etc.. Y si atentan en suelo europeo o americano, que más les da a nuestros amos, las víctimas serán simples civiles sin importancia para ellos, pero podrán justificar una nueva guerra.

El wahabismo hoy en día está en plena expansión, gracias tanto a la cantidad de petrodólares con la que es financiado desde Arabia, como a la cantidad de gente que es presa fácil de sus discursos, gente que quiere venganza frente a quienes arrasan sus países. Y los “buenos de la película” no tienen ninguna intención de frenarlo por mucha guerra al terrorismo que digan hacer, todo lo contrario, cuanto más se expandan y más radicales se muestren mucho mejor les irá para conseguir sus objetivos. Y es que para alguién que vive en la pobreza, viendo como sus países son atacados y sus hermanos muertos, no hay mejor discurso para sus oídos que el de un dios salvador que se vengará de los invasores.

Por todo ello, debemos apuntar al enemigo adecuado. No es el Islam, ni siquiera estos wahabitas, sino quién les financia y les radicaliza desde las sombras. Por un lado nuestros estados zipayos envían tropas a ocupar sus países, por otro lado los “buenos” fomentan el odio islámico contra Europa y los infieles, y al final acabaremos a tiros mientras esos “buenos” se frotan las manos.

Así que ni los usacos luchan contra ningún terrorismo, ni el islam es la gran amenaza a una libertad que no sé donde está. Analicemos fríamente la realidad, y no seamos los tontos útiles del enemigo como quienes apoyan y siguen el wahabismo.