martes, 7 de marzo de 2017

NO NOS REPRESENTAN: LO QUE HA HECHO PODEMOS PARA ENFADAR A LA APM

Nacho Chaparro
El Economista, 06/03/2017



Me cuesta mucho entender el comunicado de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) sobre las presuntas presiones que reciben los periodistas españoles de los cargos electos de Podemos. Y digo presuntas no porque no me las crea sino porque en un irónico ejercicio de opacidad, el comunicado de la APM prescinde de cualquier dato o documento que pudiera ilustrar ese infierno al que al parecer se está sometiendo a nuestros aguerridos informadores. Consulte el comunicado íntegro.

Quizá mi incomprensión es, como a menudo me ocurre, un mero desencuentro generacional. La presidenta de la APM, nacida en 1948, es de esas periodistas que estudiaron en la dictadura y luego nos contaron su caída mientras que yo solo soy un botarate desagradecido de esos a los que llaman millenials.

Yo no estudié con Victoria Prego, ni voy a los desayunos a los que va ella, ni me invitan a esas tertulias ni, a decir verdad, he leído mucho periodismo de papel del que ella hacía hasta hace poco. Por otra parte, creo que ella tampoco me lee a mi, así que estamos en paz en eso.

De modo que no, ni por edad, ni por proximidad, ni por lecturas mutuas, lo tengo fácil para entenderme con Victoria Prego ni con ningún otro miembro de la directiva de la APM. Los tres vicepresidentes también doblan con creces mis no tan juveniles 30 años.

Y volviendo a lo que nos ocupa ¿qué ha pasado para que la APM tenga que pedir que acabe "de una vez por todas la campaña sistematizada de acoso personal" por parte de Podemos? Quiero decir, ¿qué habrán hecho los de Podemos para superar el acoso diario que es esta profesión? Porque los periodistas saben (aunque quizá el lector no lo tenga tan claro) que las presiones son diarias y sistemáticas por mucho que se ejerzan con generosas sonrisas.

Mis amigas no entienden a Victoria Prego

He llamado para preguntar su opinión a una amiga a la que acaban de despedir de una institución del periodismo español tras dos años como falsa autónoma. Fichaba, tenía mesa y horario de oficina. Sacaba limpios unos 600 euros después de pagar la cotización y ahora está en la calle sin paro. Ella no sabe nada de Victoria Prego, ni entiende bien qué de nuevo ha hecho Podemos.

Otra amiga me dice que tampoco lo entiende, que en los tres años que ha pasado como becaria en una agencia de noticias de la que la acaban de echar (faltos de imaginación para alargar el fraude), no ha notado una evolución notable en las presiones a los periodistas.

Llamé a otra amiga un poco mayor que yo que se ha vuelto a vivir con sus padres, por si podía preguntarles a ellos, que tienen la edad de Victoria. Nada, la pillé ocupada escribiendo un reportaje por el que un medio de la "primera línea digital" le pagará 30 euros.

Y aún lo intenté otra vez con una amiga que aún tiene trabajo pero me dice que no le llegan las presiones, que su director le tiene dicho que escriba lo que él le diga. "No estás aquí para pensar", creo que son las palabras exactas.

Así que, insisto en mi duda, ¿qué ha roto Podemos que no hayan roto antes políticos, empresas o los propios medios? Yo diría que ha roto el silencio.

El periodista de raza puede ser progresista, conservador o aficionado a la cetrería pero lo que les une a todos es ser, o creerse, parte de los que diseñan y sostienen, parte de los que mandan. Este asunto de las presiones es tolerable mientras sea sombrío, sibilino y particularista. Al periodista sometido le compran un traje y le dan dos patas de jamón y se convierte súbitamente en guardián de la estabilidad nacional. Le impiden contar tal o cual cosa por "prudencia" y siente que ha sofocado una revuelta. Pero si le afean públicamente haber escrito algo "imprudente", se siente traicionado sin omertá, hambriento sin jamón y desnudo sin traje.

Y mientras más párrafos escribo, menos me parece esta mi guerra. Seis años después recupero el simple y llano "no nos representan", no sé qué diablos importa ahora Podemos con la que está cayendo (porque los casos de mis amigas son todos del último mes, no estoy haciendo con ellos memoria ni literatura). Están preocupados porque les afinen un editorial en Twitter mientras una legión de esclavos les rellenan los huecos entre firma y firma.

Eso es lo que sospecho que ha hecho Podemos, hacer público y colectivo un juego de presiones que hasta ahora se vivía en las sombras y exigía traje y corbata para entrar. Lamento que algunos periodistas reciban presiones de Podemos, y discrepo profundamente de la perspectiva que tiene el partido sobre el sistema mediático, pero hoy me enfada más la APM que Podemos; a los que solo reciben presiones de sus jefes, Podemos les hace un favor; a los que están asqueados de firmar titulares que solo representan la ideología de su director, les hacen un favor; a los que pagan con su precariedad los sueldos de esos que reciben las presiones, les hacen un favor.